jueves, 13 de diciembre de 2012

La violencia contra las Mujeres, no viene sola.


“Para avanzar en la erradicación de la violencia de género es preciso que el Estado actúe con justicia, no solape la violencia y enfrente todas las formas de violencia vigentes en la sociedad. Es preciso que el Estado sea garante de la vigencia del estado democrático de derecho”.
Maestra Marcela Lagarde.

Por "violencia contra la mujer" se entiende todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.
La Declaración  sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, de  las Naciones Unidas en su 85ª sesión plenaria, el 20 de diciembre de 1993.


En estos últimos días, hemos estado viendo y leyendo en las noticias publicadas por distintos medios de comunicación nacional, como ha incrementado, y no solo en número,  sino en la crueldad con que se comenten los femicidios. Esta situación te deja la sensación que estamos llegando a niveles incontenibles de inseguridad en la vida de las mujeres nicaragüenses, y que visiblemente estamos ante una situación que mas allá de generar reacciones generalizadas de “pobrecitis”[1] no logra vincular estos hechos a cuestiones tan fundamentales como es la libertad, la autonomía, la igualdad, la democracia y la justicia social, lo vemos como un acto criminal mas; sin embargo al detenernos a analizar cómo se han dado estos femicidios, los elementos socio-culturales, económicos y políticos, nos estrellamos al identificar que la violencia contra las mujeres, no viene sola, que hay otras situaciones previas o paralelas que han creado una condición favorable al femicida, para que éste cometa su acto, y es ahí donde quiero detenerme a reflexionar, claro está que no podre hacer una reflexión integral, porque convergen tantas cosas que me quedo corta, por razones de tiempo, espacio y porque no soy “todologa”[2], solo quiero expresar “mi arrechura”[3] por estos actos.

En el encabezado de esta humilde reflexión, coloque una cita de la Maestra Marcela Lagarde[4], con su sabiduría claramente expone que para “avanzar en la erradicación de la violencia de género…. Es preciso que el Estado sea garante de la vigencia del estado democrático de derecho”, cuando yo, leí esa parte (hace un tiempo), me pregunte y esto ¿Cómo, se come? ¿Cómo es que la violencia contra las mujeres, tiene que ver con la falta de democracia y estado de derecho?, en ese sentido, he venido leyendo y escuchando mucho sobre esto, y he ido aclarándome poco a poco, y sigo aprendiendo al respecto. Entonces, me pregunto, quiere decir, que ¿Las leyes no son suficientes? ¿Qué las campañas de prevención y denuncia de la violencia no bastan? Y muchas preguntas más se me vienen, y entonces ¿Qué mas, a parte de las campañas, leyes, denuncias, etc, etc, es necesario?, a la luz de lo que plantea la Maestra Marcela Lagarde, es indispensable un ESTADO DEMOCRATICO y ESTADO DE DERECHO!!!!, y la pregunta del millón es; ¿Tenemos eso en Nicaragua?, esta mas que probado y a la luz de la propia constitución política de Nicaragua, que no!!!, que estamos frente a un Estado en situación de coma (y estoy siendo benevolente), que tenemos autoridades de facto en los Poderes del Estado, y que por ende proyecta la condición deficitaria de los mismos. Podrán decirme, pero se acaba de aprobar la Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres (Ley 779), pero también es cierto que solo por el hecho de contar con una herramienta legal, no se logra erradicar la violencia contra las mujeres como por arte de magia, si no, que requerimos un Estado que garantice su efectividad en la aplicación, y para esto, es condición sine qua non, que quienes velen y garanticen la aplicación de las leyes, sean ciudadanos/as probos/as, justos/as y con alto sentido de igualdad, y que también sean demócratas tanto en su vida pública como privada; porque quien administra la cosa pública, debe ser referente en alguna medida, de aquello que como sociedad estamos queriendo alcanzar, sin embargo, tenemos grandes “pegones”[5] en eso, es muy conocido como la corrupción en este país avanza de manera galopante y a la libre, sin que nada y nadie pareciera detener y a veces, ni aceptar que existe.

Entonces, como vamos a creer que será posible erradicar la violencia contra las mujeres, si el poder político, social y económico aun sigue siendo controlado y manipulado por el patriarcado corrupto, misógino y fundamentalista?, y que ese patriarcado se traduce, en que Nicaragua tiene un presidente de facto, acusado de violación sexual, que ampara a violadores y agresores de mujeres (ejemplo claros, el Boxeador Ricardo Mayorga, El Chocolatito y muchos más), que arriesga la vida de las mujeres, al ser parte de la penalización del aborto terapéutico, que impone a jueces a magistrados en el sistema de justicia para que velen por sus intereses y no por los de la ciudadanía, que manda un claro mensaje permisividad de la violencia social, porque el mismo y en si mismo representa la violencia y abuso de poder en detrimento de los derechos de la ciudadanía y en particular los derechos humanos de las mujeres (cuando me refiero al ejecutivo, no solo me refiero a su persona, si no a lo que represente y a quienes representa, y por su puesto también me refiero a sus incondicionales, en este capítulo de la historia de Nicaragua).

En síntesis, considero que de nada sirve, decirse y pensarse demócrata, si no somos capaces de pronunciarnos antes los horrendos femicidios que están ocurriendo en este país, si no somos capaces de exigir que la justicia se aplique de manera efectiva para quienes creyendo que son dueños de las mujeres, las matan, las controlan y las abusan de las formas que consideren. De nada sirve rasgarse las vestiduras en defensa de la DEMOCRACIA, si esa democracia que se pide, no es explicita en el respeto a una vida libre de violencia de las mujeres, entonces es urgente por tantas razones y esta, lograr que en Nicaragua se implemente la democracia y estado de derecho, de lo contrario la violencia contra las mujeres seguirá.

Y como dije anteriormente; la violencia contra las mujeres no viene sola.



[1] Digo “pobrecitis” a lo común que se vuelve expresar frases como; “pobrecita como la mataron” “pobrecita y dejo hij@s”, etc.
[2] No tengo todos los conocimientos necesario para ese tipo de análisis.
[3] Enojo.
[4] María Marcela Lagarde y de los Ríos (Ciudad de México, 1948) es una académica, antropóloga e investigadora mexicana, representante del feminismo latinoamericano. Es autora de numerosos artículos y libros sobre estudios de género, feminismo, desarrollo humano y democracia, poder y autonomía de las mujeres, etc. http://es.wikipedia.org/wiki/Marcela_Lagarde
[5] Obstáculos 


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